Por Israel Díaz Rodríguez

La cita fue a las 8:20 de la mañana de este miércoles 10 de Marzo. En honor a la verdad,  debo decirlo,  desde el día que me  comunicaron  dicha cita entré en una crisis de nervios como nunca lo había expirementado a través de toda mi existencia. Buscaba la causa o causas  de dicho miedo y no  encontraba justificación alguna o más bien, sí, las sabía pero las callaba.

Conociendo los resultados de los vacunados en todo el mundo como lo ha destacado la prensa y otros medios  de difusión que   han dado a  conocer  noticias positivas sobre los resultados  obtenidos  con todas las vacunas. Por fin llegó tan esperado día y yo seguía atemorizado y    ansioso.

Como la cita era para las ocho de la mañana, dormí  a trechos durante toda la noche; me levanté a las 6 de la mañana y después de una limpieza corporal con paños húmedos, puesto que no me quise bañar a propósito, para bañarme al regreso ya vacunado, como así lo hice, faltando quince minutos, ya estaba en camino al lugar de mi “sacrificio” que así lo imaginaba.

La sorpresa fue inmensa, al llegar no encontré  lo que yo me había imaginado encontrar; una multitud desordenada tratando a empujones de entrar al recinto de vacunación para ser atendidos. No, de manera ordenada cada anciano acompañado  como yo, de su respectivo familiar  esperaba su turno de entrada. De inmediato noté que todo estaba muy bien organizado, suficiente personal atendía a uno desde el momento de entrar al edificio, allí estaba un joven empleado recibiéndonos y dándonos toda clase de instrucciones.

La única exigencia era presentar la cédula de ciudadanía, había sillas de rueda disponibles para los que las solicitaran,  una vez cumplido este primer requisito, me llevaron a una sala de espera; todo brillante y limpio, una vez asignada la silla donde debía sentarme, una amable señorita  se encargó de entregarme el número de mi turno.

Todo esto después haber llenado la hoja de papel en la cual explica todos los detalles pertinentes al procedimiento y desde luego antes de firmarlo le solicitan a uno, su consentimiento.  me  tocó el número 33 -  más rápido de lo que esperaba, me llamaron  y me condujeron a un cubículo donde la enfermera después de saludarme procedió a aplicarme mi primera dosis de la vacuna, lo hizo con una suavidad que no sentí absortamente nada, conducido de regreso fui llevado a la que yo llamaría sala de recuperación,  quince o veinte minutos después me midieron la presión arterial, al encontrarla normal, me  entregaron mi carné y regresamos mi acompañante y yo , en este caso, mi hijo  a mi casa.

Pasadas las 24 horas de aplicada esa primera dosis, sin molestias ningunas, concluyo que, mis miedos eran: llegar a un lugar donde encontraría un montón de gente pelándose el turno para ser atendidos, encontrar un lugar sucio, inadecuado y ser atendido por un personal de empleados mal encarados, mal educados y groseros.

Nada de eso, ya lo dije antes, atención excelente, ordenada,  y rápida, servicio, nada que reprocharle. En resumen todos mis miedos se  disiparon al encontrar todas las cosas contrariamente  como yo las había imaginado. Mi cita según el carné que me entregaron, será para el 7 de Abril cuando me aplicarán la segunda dosis. Ya no iré con miedos ni temores, puesto que todo quedó superado.

ASÍ QUE AMIGO, VACUNESE.

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